El pasado día 21 de mayo dio por finalizada la edición de 2019 de Transition Festival, un festival muy especial, y mucho más que eso. Este es, con casi total seguridad, el mejor y más longevo festival de psytrance de nuestra geografía, lo que comenzó como una rave en 2007 en esta última edición ha superado todas nuestras expectativas.
“Welcome home!“ reza un cartel a la entrada, y así te sientes al llegar: a las mismas puertas del Parque Nacional de Doñana y en un enclave natural privilegiado, una atmósfera cálida acoge a los visitantes a su llegada, que rápidamente experimentan ese sentimiento de hospitalidad y hermandad que les acompañará durante toda una semana. Porque aunque suene un poco pretencioso, esto no es sólo un festival de música, Transition es una experiencia vital, es convivencia y es transformación, o ése es su objetivo.
Una maravilla en el medio de la naturaleza
Transition Festival consta de dos escenarios, el Main Stage, con música psytrance, y el Metatron Stage, un “escenario bola” con sonidos tipo ambient techno, techhouse y techno. La música no para de día ni de noche, ya sea en uno u otro escenario siempre habrá alguien de cualquier lugar del mundo, desde Singapur a India pasando por casi cualquier lugar de Europa, bailando, haciendo malabares o con unas cariocas, dispuesto a enseñarte algo nuevo o a compartir una cerveza contigo.
La organización del festival es simplemente impecable, cada detalle de la decoración (a cargo de la empresa World of Wonder Decor) está extremadamente cuidado, pero además todos los que participan en el festival se esfuerzan por que la limpieza, el respeto y el orden sea máximo ya sea en el recinto del festival como en el camping.
Asimismo, como en otros festivales de psytrance, aparte de la música se realizan otras actividades tales como yoga, taller de cuerda floja o masaje, charlas sobre naturaleza, espiritualidad…
Es sencillo descubrir por qué ésta celebración ha tenido lugar durante una década y por qué continuará durante mucho más. En este lugar no existen ataduras, prejuicios, obligaciones,… todo es celebración, armonía, culto a la música y la naturaleza. Cada hora del día es una oportunidad para atesorar experiencias y cada noche todo se cubre con un manto de magia y misticismo que envuelve a los visitantes y les acompaña en su Transición.
Lo mejor del festival:
- El ambiente y la gente, con mucho, porque te sientes uno más de la familia de Transition nada más entrar. El aforo reducido a unos pocos centenares de personas hace que el festival sea como una pequeña familia.
- La decoración, porque una vez que se pone el sol y se enciende la luz negra, todo empieza a brillar y el bosque se transforma en un lugar simplemente mágico
- La música: tanto si te gusta el psy como el ambient techno en uno u otro escenario vas a disfrutar
- La increíble limpieza, y el respeto por la naturaleza. El único festival donde no hemos visto ni un vaso tirado en el suelo.
Lo peor del festival:
- Casi nada, por decir algo echamos en falta un grifo de agua potable dentro del recinto del festival (si bien decir que había uno a 5 minutos en la entrada del cámping)
- Que la música no pare durante casi ningún rato del día y la noche, y eso para algunos puede llegar a ser algo molesto, aunque para otros es una ventaja más que un hándicap.